Por Lcda. Ellyam V. Martinez Gonzalez, CP
“Si la postura es estar en contra, pues que la hagan de forma informada” Ingrid Schmidt. El Nuevo Día, domingo 8 de abril de 2018, p.10-11. La salud del puertorriqueño está en riesgo. Como profesional de la salud mental del país no puedo ignorar tal hecho. Tanto los adultos, como los niños, los adolescentes y jóvenes a diario escuchan mensajes contradictorios, información a medias, sesgada y sin base científica en relación a este tema. Este escrito es una respuesta a la entrevista realizada por El Nuevo Día a la señora Ingrid Schmidt, presidenta de la Asociación de Cannabis Medicinal una de las organizaciones puertorriqueñas que forma parte de la Industria de la marihuana en Puerto Rico. Igualmente, me motiva exponer una respuesta ante el grupo de personas aquejadas y sufridas por diversas condiciones de salud, que en su sufrimiento y desesperación han creído la propaganda mediática de la industria, incluso aquéllos que están en las bancas de las iglesias. Información como la contenida en la entrevista publicada, es precisamente la que muchas veces lleva a que adultos y menores comiencen a experimentar con la marihuana en nuestro país. Es un tema controversial, más no debería serlo. Actualmente, dicha controversia es más bien alimentada por una industria que necesita cambiar la percepción hacia la marihuana, y así sensibilizar a la sociedad puertorriqueña. De esta manera, espera “florecer” sus negocios. ¿Qué es un prejuicio? Según el diccionario de la Real Academia Española, un prejuicio es “una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.” Dese este escrito, no parto de un prejuicio. Existe una gran evidencia científica sobre el uso y efecto de la marihuana, en especial en adolescentes y jóvenes. Sin embargo, se le llama “prejuiciado” a todo aquel que apunta a esa información científica y a los resultados que ya comienzan a registrarse en los lugares donde se ha iniciado el experimento con la marihuana. Y así es como dicha industria lanza su narrativa contra todo aquel que levante alguna objeción y preocupación legítima sobre lo que se intenta implementar en la sociedad puertorriqueña. Curiosamente, los propulsores de la industria no quieren conocer o sentarse a discutir esa data científica. Debemos preguntarnos: ¿Quién realmente tiene el prejuicio y lo promueve? ¿Y a cuáles fines? Todos queremos que muchas de nuestras condiciones y dolencias sean tratadas, pero es imperativo que esto ocurra de la manera correcta, salvaguardando el bienestar y la salud de todos nuestros conciudadanos en la isla. Es irresponsable e incorrecto aseverar que los que tienen este objetivo son unos “prejuiciosos” o “estigmatizadores”. ¿Qué es el cannabis? Hablemos un poco de la data científica disponible acerca de este asunto. El cannabis es una planta viva, y sus principales variedades son la indica, sativa y ruderalis. Sin embargo, tenemos un sinnúmero de variaciones o híbridos, cruces desarrollados por el hombre, y cada vez con porcientos más elevados de THC. El “THC” es el ingrediente psico-activo, el que popularmente llaman que “da la nota.” Ese compuesto es el que tiene efectos dañinos en el cerebro y el que finalmente produce adicción. Estos datos no están en disputa en la comunidad científica. Algunos de los nombres populares de las cepas híbridas del cannabis dados entre el mundo de productores y consumidores son conocidas como: “Acid”, “Agent Orange”, “AK-47”, “Atomic Goat”, “LSD”, “Pinapple Express”, “White Gorila”, “X-files”, entre otros. La planta del cannabis contiene en su forma de planta viva unos 500 compuestos aproximadamente. De éstos, unos 115 componentes se han clasificado como “cannabinoides.” De los cannabinoides los más estudiados al momento son: el “CBD” y el “THC”. En cuanto al CBD, cabe señalar que no es adictivo y ha demostrado en investigaciones tener algún potencial para uso terapéutico. El “CBD” es solo uno de los compuestos de la planta del cannabis. El “CBD” no es marihuana, ni cannabis. Una de las particularidades de la planta del cannabis es la gran variabilidad en presencia y cantidad de sus aproximadamente 500 componentes internos. Por ejemplo, una hoja de una planta (un sujeto) es diferente en composición a otra hoja de la misma planta. Por lo tanto, no es sencillo determinar lo que contiene un solo sujeto. A esto, le agregamos que los híbridos del cannabis no han podido estudiarse con propiedad (científicamente) y se desconocen sus componentes e interacciones sobre el sistema humano. La creación de híbridos continúa aumentando a través de nuevos cruces. En resumen, el cannabis es una planta viva que contiene aproximadamente más de 500 compuestos. De los 500 compuestos, se han identificado 115, los que se han clasificado como cannabinoides, de esos los más estudiados el CBD y el TCH. De esos dos cannabinoides, el más estudiado, es el CBD. El CBD no es adictivo y tiene potencial terapéutico. El CBD es solo un compuesto del cannabis, no es marihuana, tampoco es cannabis. ¿Qué es la marihuana? Por otro lado, el término marihuana se refiere a las flores, hojas, tallos y semillas secas y trituradas, listo para ser usado de diferentes maneras. Esa es la primera diferencia: Es en forma seca. De las formas de uso, la más común, popular y barata es la fumada. Cuando se fuma ya no estamos hablando de 500 compuestos, sino que se convierten en 4,000 compuestos igual de tóxicos y dañinos que el tabaco, con concentraciones de amoniaco y cianuro. La flor o “moña” se utiliza para preparar té, galletas, bebidas, brownies, mantequillas y dulces, o se fuma y se utiliza en vaporizadores, entre otros. En esos métodos no existe ningún proceso científico validado de extracción o purificación donde se aisle y se procese algún componente específico de la planta del cannabis para la elaboración de un producto medicinal para consumo humano. La marihuana (forma seca de la planta) no es medicina. Al menos no es medicina moderna. Si queremos preparamos nuestros propios remedios, sin conocimiento, medidas estandarizadas, dosis, sin conocer los riesgos y consecuencias, es necesario hablar con claridad a la población que la va a consumir. La naturaleza provee plantas que sin el conocimiento de su verdadero uso medicinal y posibles contraindicaciones o reacciones cruzadas con otros medicamentos, pueden provocar graves daños. En todo este contexto actual, la marihuana es peligrosa para el consumo humano, y en especial para los niños, adolescentes y jóvenes. De cada cinco adolescentes que usa marihuana, uno desarrolla adicción; en los adultos, uno de cada once. Es importante conocer que el cerebro de los adolescentes y jóvenes adultos no termina de desarrollarse hasta los 25 a 27 años de edad. El uso y consumo de la marihuana a temprana edad, obstaculiza el sano desarrollo de sus cerebros. El cerebro humano es el órgano más complejo del cuerpo, en él se encuentra el centro de toda actividad humana. El cerebro regula las funciones básicas y vitales del cuerpo que le permite al hombre vivir y desarrollarse en sociedad efectivamente. El uso de la marihuana puede dañar partes tan importantes en el cerebro como la capacidad de pensar y analizar, planificar, resolver problemas, tomar decisiones, hacer juicios, medir riesgos, la memoria y la coordinación entre otros. Se ha demostrado que el uso continuo de marihuana desde edades cada vez más tempranas, disminuye el coeficiente intelectual (IQ) y está asociado con el desarrollo de trastornos psicóticos y de esquizofrenia, sólo por mencionar algunos riesgos ya documentados e informados. ¿Cómo es posible que esta información se le oculte a la población? ¿Qué son los cannabinoides? Por otro lado, están los cannabinoides. Se han encontrado unos 115 tipos de cannabinoides aproximadamente y de estos sólo dos han sido estudiados mayormente: el “CBD” y el “THC”. Como dijimos anteriormente, cuando se habla de “cannabinoides purificados” esto se refiere a la extracción de cannabinoides o compuestos que han demostrado que pueden tener un uso medicinal. Estos se aíslan, se separan de otros compuestos, se purifican y se dosifican. De este proceso se desarrollan fármacos, parchos, pastillas, supositorios con sus debidas recomendaciones de uso, de dosis y con el conocimiento exacto de sus contenidos. En la actualidad existen algunos productos a base de cannabinoides (componente aislado, purificado y dosificado). A este proceso se le llama medicina o farmacología moderna. Y al producto no se le llama “cannabis medicinal”, ni “marihuana medicinal”, sino un tratamiento a base de cannabinoides purificados. Son tratamientos a base de los componentes que se han estudiado y que se ha demostrado que tendrían algún efecto medicinal para ciertas condiciones. Citando al Instituto Nacional de Medicina de Estados Unidos de América, que, después de muchos estudios, informó su conclusión desde 1999: “El futuro de los fármacos cannabinoides no reside en la marihuana fumada sino en los fármacos definidos químicamente que actúan sobre los sistemas cannabinoides, que son un componente natural de la fisiología humana". Ningúna entidad o profesional serio se opone al buen uso de los cannabinoides purificados. Es menester aclarar contundentemente el punto. Estudiar e investigar ética, responsable y seriamente, los compuestos de una planta y utilizarlos a favor de la humanidad, es lo menos que aspiramos en sociedades modernas. Los profesionales de la salud en Puerto Rico y otras entidades, a diferencia de lo que asevera la industria de la marihuana en su campaña de desinformación, no se oponen a esto. Estamos deseosos de que las personas y los niños que puedan beneficiarse de tratamientos a base de cannabinoides así lo hagan. De hecho, recientemente se aprobó un fármaco “Epidiolex” para el Síndrome de Lennox-Gastaut (LGS) y Dravet y de ninguna manera nos oponemos a este gran logro. ¿Cuál es la diferencia entre cannabis, marihuana y cannabinoides? Los tratamientos a base de compuestos cannabinoides aislados, no utilizan partes vivas del cannabis, ni marihuana (producto seco), sino que utilizan cannabinoides purificados, por ejemplo “CBD”. Sin embargo, la industria de la marihuana mercadea la planta viva verde o el producto seco como si fuera medicinal, “cannabis medicinal”. En Puerto Rico hay un grupo de expertos que abogan por esperar los resultados concluyentes de las investigaciones clínicas. Otros piensan que, aunque es necesario seguir investigando las pruebas de eficacia y seguridad, los cannabinoides evaluados en clínica son suficientes para aprobar el uso compasivo y regulado de tratamientos en pacientes concretos. Sin embargo, existe un tercer grupo: La Industria de la Marihuana, que suele utilizar los términos ya descritos de manera indiscriminada, mezclándolos y así proveyendo información a medias. Aspiran a “educar” pero en realidad confunden y en ocasiones de forma totalmente incorrecta, llamándole “medicinal” a todo tipo de producto. Esa tendencia dominante de llamarles “cannabis medicinal” a todas las posibles formas y usos, tanto en planta verde (cannabis) como de forma seca (marihuana), no admite el adjetivo “medicinal.” Se pone en riesgo la salud de la población, cuando se promociona cualquier derivado del cannabis y de la marihuana cruda como si fuese inofensivo y/o de uso medicinal o seguro, algunos incluso llegando a promover su uso recreacional. Basta con mirar algunas de las páginas y promociones de los negocios, dispensarios, y grupos activistas en la isla para comprobar esta información. Si queremos hablar de medicina seria que no dañe a los pacientes (a nuestros adolescentes, jóvenes y viejos), entonces hablaríamos de tratamientos a base de cannabinoides purificados, no de marihuana o cannabis medicinal. ¿Cuál sería la propuesta? Si realmente queremos una propuesta para el bienestar del país, la industria comenzaría por reorganizarse y dejaría de promover productos que no son medicinales (marihuana cruda/flor, entre otros) como si lo fueran. Dejaría de promover productos para condiciones que aún no se ha demostrado que tienen eficacia y que de hecho son contraindicadas para las mismas. Los médicos recomendarían productos de calidad farmacológica con sus contenidos exactos. El gobierno velaría por la clase y el tipo de anuncios que suele utilizarse, se dejarían de hacer ferias, festivales y actividades recreacionales (muchas veces dirigidos a los jóvenes), y se comenzaría a utilizar la data científica validada al momento para impulsar la investigación en el país, hacia la producción de medicamentos con los compuestos que no hacen daño, o que tienen menos riesgos a la salud de las personas. Por último, un 10% de sus ganancias se donarían a entidades o programas para la prevención del uso de drogas y para tratar a personas con adicciones. ¡Esto sí sería una propuesta innovadora y seria! ¿Qué es lo que ocurre en la realidad? Lamentablemente, en la mayoría de las jurisdicciones donde se ha mezclado todo como si fuera medicinal, no hay propuesta seria. Y esto es precisamente lo que ha ocurrido en los estados de la nación norteamericana donde se ha implantado este experimento. En estados como Colorado, Oregon, Alaska, Washington, Distrito de Columbia ya existen un sin número de investigaciones y reportes de las devastadoras consecuencias de la mal llamada marihuana o cannabis medicinal. El término “medicinal” sólo fue y sigue siendo un mero subterfugio para promover un sin número de productos y de “terapias”, que si bien es cierto han movido una economía (y nos referimos con esto a las grandes ganancias para la industria), también ha traído consigo graves consecuencias de salud y situaciones sociales para la población. ¿Estudios, experimentos e industria? En Puerto Rico ha sido muy dudoso los orígenes del experimento. El pasado gobernador Alejandro García Padilla, el cual a su vez ha demostrado su interés económico en la creciente industria, hizo la orden ejecutiva de apenas una página y media, demostrando en reiteradas ocasiones una escasa preparación y educación sobre el tema, al menos desde el ámbito científico. No tomó en consideración la data, ni las recomendaciones de profesionales de la salud y de esta manera dio inicio a la industria. Sería beneficioso que la población tuviese conocimiento del surgimiento de la idea, y quién o quienes directa o indirectamente llegaron al poder del gobernante ejecutivo en La Fortaleza para trazar la ruta. Lo cierto es que de ese momento hasta nuestros días corre la información a medias e incorrecta, la promoción a la venta y consumo de productos peligrosos para el consumidor. De esos días hasta el presente muchas emisoras radiales y personalidades de nuestro país “bombardean” a la población, limitándoles a la información que sólo provee la industria y los organizadores de eventos del país. Sin embargo, los profesionales de la salud mental, y de tratamiento de adicciones, y otros, no han tenido la misma oportunidad de educar. Volvemos a preguntarnos, ¿Quién tiene el prejuicio y lo promueve? ¿Y a qué fines? ¿Opiodes vs. Cannabis y Marihuana? Un último aspecto que se menciona en la entrevista, es la crisis de opioides, y se pregunta si la marihuana puede ayudar con ello. No hubo respuesta con data científica. Nuevamente, se alega que la marihuana sería muy poderosa para trabajar con el asunto, pero no presenta datos, ni investigaciones concluyentes serias. Este ha sido otro de los “Caballos de Troya” para impulsar la industria en el país. Recientemente, el Dr. Nicholas Chadi, M.D., pediatra especializado en medicina de adolescentes en el Boston Children’s Hospital, y la Dra. Sharon Levy, M.D., Directora del Programa de Adicciones y Uso de Sustancias del mismo hospital y profesora de la Escuela de Medicina Pediátrica de Harvard, explicaron que promover la marihuana para trabajar con la crisis de opioides era un gran desacierto, que la evidencia científica no existe para ello y que lo que se promueve y consigue en dispensarios no son medicamentos en propiedad. Para abonar al tema el Instituto para los Comportamientos y la Salud (IBH, n.d.) nos menciona que junto con la crisis de opioides el porciento de usuarios de marihuana que la usan frecuentemente se ha disparado. La investigación reveló que el uso de marihuana en etapas tempranas aumenta el doble de probabilidad de uso de opioides más tarde en la vida (Secades-Villa, Garcia- Rodríguez, Jin, Wang, & Blanco, 2015; Olfson, Wall, Liu, & Blanco, 2017). ¿Capitalizando con el dolor? Asimismo, le estamos llevando a la población la idea de que la marihuana es ideal para trabajar con condiciones de dolor crónico, sin presentarles el riesgo y daños a su salud en otras áreas. El Dr. Cruz Igartúa, psiquiatra puertorriqueño, especialista en adicciones, también ha mencionado que los productos que se mercadean, sin dosis, sin contenidos exactos y sin purificar no son medicina, y presentan toxicidad al cerebro y a múltiples sistemas de órganos, incluyendo el riesgo de adicción. También señala que la promoción de uso amplio, y para múltiples enfermedades sin evidencia científica tiene consecuencias adversas a corto y a largo plazo. ¿Qué es lo que necesitamos? Lo que sí necesitamos es un enfoque de salud pública que ofrezca prevención, y el tratamiento a las personas con adicciones, basados en evidencia científica. Este debe promover la evaluación adecuada y el tratamiento a las personas que han sido halladas con una mera posesión de sustancias, sin criminalizarse, siempre y cuando no haya incurrido en conducta delictiva contra otros que sea sancionada por las leyes de nuestro país. El país y sus distintos sectores debe comprometerse en detener la promoción al uso de sustancias adictivas (legales e ilegales). Y los traficantes, que representan un serio peligro para la sociedad, deben ser separados de la libre comunidad y ser encausados criminalmente por sus acciones. Probablemente se seguirán desarrollando en nuestro país un sinnúmero de actividades, usando el nombre de “cannabis” (que ya suena menos fuerte “culturalmente” que “marihuana”) para promover el uso de la marihuana entre ellas su uso recreacional. En una de las realizadas este pasado 20 de abril de 2018 se homenajeó al ex gobernador Alejandro García Padilla como impulsor de la industria en Puerto Rico. Como profesional de la conducta me pregunto, si al ver las consecuencias en la isla, tal como ha ocurrido en otras áreas, también llamaremos públicamente y citaremos en foros serios y le pediremos cuenta a todas aquellas personalidades y figuras públicas que han sido ejes centrales en la gesta de la ideología de la marihuana y han servido al culto de la industria. La data científica está disponible, pero hace falta personas sin interés económico para compartirla y hacerla disponible a la población. Necesitamos urgentemente que se le brinde la oportunidad a los pacientes y a la población en general de obtener y comparar la información y que puedan tomar decisiones informadas y a conciencia. Pero más apremiantemente, necesitamos educar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes sobre las drogas (legales e ilegales). Ayudémosles a formar su opinión basada en evidencia fidedigna, veraz y correcta, es lo menos que podemos hacer para proteger a nuestro país. La autora, la Lcda. Ellyam V. Martínez González es Consejera Profesional. Especialista en temas de familia. Certificada en Traumatóloga, Salud Mental y Adicciones e Intercesora en casos de Violencia Doméstica. Asesora Ad Honorem del Comité de Violencia y Adicciones del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico. Referencias: 1. Alerta a las familias sobre posibles daños por el uso de marihuana; Capítulo de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del CMCPR con el Capítulo de P.R. de la Academia de Psiquiatría Americana; 2015. 2. https://www.medscape.com/viewarticle/895465?nlid=121930_4502#vp_2 3. Marijuana's Lasting Effects on the Brain https://www.drugabuse.gov/about-nida/directors-page/messages-director/2012/09/marijuanas-lasting-effects-brain 4. The Legalization of Marijuana in Cororado: The Impact. Volume 4, Semptember 2016. Rocky Mountain High Intensity Drug Trafficking Area. 5. Preventing Marijuana Use Among Youth &Young Adults. U.S. Department Of Justice, Drug Enforcement Administration. 6. Marijuana: Facts for teens, NIDA 2015. 7. Prevalence of Marijuana Use 8. Among U.S. Adults Doubles Over Past Decade; NIH; Oct 21, 2015. 9. Cannabis and Cannabinoids; Pharmacology, Toxicology and Therapeutic Potential; F. Grotenhem, MD, E. Russo, MD, 2002. 10. Drugs Facts: Marijuana, NIH and NIDA, Revised Sept. 2015 11. Adverse Health Effects of Marijuana Use Nora D. Volkow, M.D. Etal, N Engl J Med 2014; 370:2219-27. DOI: 10.1056/NEJMra1402309 12. Lessons Learned After 4 Years of Marijuana Legalization, Oct. 2016 13. Las Drogas, el Cerebro y el Comportamiento: La ciencia de la Adicción. Nov. 2014
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